lunes, 21 de diciembre de 2009

Primera reacción: “Un bar de negros”

Ya desde el comienzo de las obras Susana, una vecina del edificio que se acercó a preguntar qué iban a montar allí, cuando se le comunicó que se trataba de un café-bar, contestó: “Ya. Un bar de negros”. Melanie buscó a la dueña del local que habló con la vecina. La única respuesta de ésta fue: “¿Te gustaría ver que un negro monta un bar debajo de tu casa?” La dueña le pidió por favor que tuviera un poco de respeto.
A partir de ahí comenzó para Melanie un calvario especialmente instigado por su vecina Susana y por Juan, presidente de la comunidad de vecinos. Le manifestaron explícitamente que harían todo lo posible para que no pudiese montar su negocio. En un proceso kafkiano Melanie tuvo que soportar que, de forma completamente ilegal y sin más razones que su color de piel, la comunidad le impidiera el acceso a zonas comunes para la instalación de salidas de humos, aire acondicionado o antena de televisión. Esto fue sólo el principio.

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